En la habitación nos vamos a quedar,
oyendo los quejidos del otro...
Ellos quieren tener vida propia.
Quejidos que toman su propio maletín,
se ponen de pie con un elegante traje negro
y van trabajar a una exitosa empresa.
Ellos no quieren salir de tu boca inmunda.
Quieren ser quejido con alma justiciera,
quieren traspasar el polo de lo negativo
hacia lo positivo.
¿Es que acaso ellos nunca cumplirán su deseo?
No existen, dicen ustedes. ¡Qué tontos!
Hasta lo más etéreo tiene personalidad.
Esos quejidos arden en llamas,
buscando una salida.
Quieren libertad de los lazos carnales.
Tal vez sólo está vez...
Aunque seamos almas gemelas,
anhelamos libertad.
Decimos tener la cualidad de ser "libres",
más ese terreno no consiste en los lazos carnales.
Consiste en la limpieza de la mente de cada uno,
y eso muy pocos lo consiguen.
El pecado se me mete abajo de las uñas
y el alicate se me queda corto para poder sacarlo de ahí.
Juego a que no soy más tu enemigo
ni tu amante
ni tu esposa
ni tu hermana
Nosotros luchamos para llegar a ser personas
que luego, si alcanzan la paz mental llegan a llegar almas
y las almas en esencia
y la esencia en ente.
¿Llegaremos a cruzar la montaña?
Caer en el ocaso,
derretirnos los ojos,
¿no tentarse al mirar al pozo para abajo?
Más alla de todo
una unica cosa es lo que queda.
Tal vez no seamos ni siquiera esencia
para poder sobrevivir este mundo banal.
Sin embargo, arrancarnos la piel
no sirve de nada.
Así que te digo, querido hermano
no busques respuestas a una duda inexistente.
Deslízate por el mar de las tentaciones absurdas
casi inútiles.
Quién sabe si lo que haces es lo correcto.
Basta de cuestionarlo...
Aún buscamos una salida.
Victoria Martínez Moroy
Inspirado en:
"Así habló Zaratustra" (primera parte) de F. Nietzche
"La insoportable levedad del ser" de Milan Kundera