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lunes, 18 de julio de 2011

Es difícil volver al paraíso con ese alambre de púas


Paso danzante,
en puntas de pie.
Como de bailarina,
se mueve como una serpiente.
El baile exótico de sus ojos,
y sus dedos que me rasgan las entrañas.

Hoy se hará el ritual
de transformación de la mujer esbelta.
Profundo, profundo en su mirada
veo el río turbio saliendo
de sus ventrículos.

Ya no hay más remedio
que resignarse a la humanidad.
Fría; cálida
la mitad de su cuerpo se digna a sentir
y la otra no.

¿Juzgará a sus presas por su hediondo perfume?
En su entrepierna veo marcas de lo desconocido,
sus brazos me muestran
el elixir que toma.
El pecado.
¿Acaso es pecado si ya no es humana?

Y con ese paso infame,
se arrastra hasta lo santo.
Contamina lo sagrado
con su ansia fulminante.
Es que la transgresión
del mismo pecado
lo hace todavía más
exquisito.

Sus alas, como un cisne negro,
se clavan en los ojos de lo noble.
Esa cucaracha nadando en tu bebida.

Más allá del paraíso,
te congelaste.
La metamorfosis no fue en otro ser,
te absorbiste.
Y así nació el mal.

martes, 12 de julio de 2011

La deshumanización en La visita de la vieja dama

El teatro grotesco aparece durante la época del Romanticismo (siglo XIX). Victor Hugo introduce el término para designar una forma de expresión artística que combina "lo deforme con lo sublime." Agrega: "Lo grotesco representa la parte material del hombre y lo sublime del alma." De esta forma, se puede decir que la característica principal del grotesco es la de la mezcla (lo real-lo fantástico; animal-vegetal; objeto-hombre, etc.) tanto en sus personajes como en su escenografía.

En el siguiente ensayo se analizará la deshumanización en La visita de la vieja dama de Friederich Dürrenmant.

En primer lugar, llamamos deshumanización al proceso en el cual un humano pierde su característica netamente humana. Esto puede aplicarse tanto a la pérdida de valores éticos o a las propiedades biológicas del ser humano. Así se puede ver a Claire como una mezcla entre un humano y una máquina:

"[...] ILL: Eso y nada más que eso. ¡Te amo! (Le besa la mano derecha) La misma mano, blanca y fría.
CLAIRE: Error. También es una prótesis. De marfil.
ILL: ¡Klara! ¿Todo en ti es prótesis o qué? [...]"

Además, se ve a Claire como un personaje que tiene el poder del dinero, y por lo tanto, se cree con el poder suficiente para comprar la justicia:

"[...] EL MAYORDOMO: ¿Y ahora quiere usted justicia, Claire Zachanassian?
CLAIRE: Puedo pagármela. Mil millones a Güllen si alguien mata a Alfred Ill. [...]"

Por otro lado, los ciudadanos de Güllen también sufren de una deshumanización. En un aspecto, se ven deshumanizados por su falta de identidad, ya que los ciudadanos son designados con el nombre de su oficio y no con su nombre propio. Además, los personajes se transforman en parte de la escenografía muchas veces, lo que le provoca al espectador no saber verdaderamente si son humanos u objetos:

"[...] CIUDADANO PRIMERO: Somos abetos, pinos, hayas.
CIUDADANO SEGUNDO: Somos abetos verde oscuro. [...]"

En cuanto a los personajes a los que se les designa roles sociales (el pastor, el policía, el maestro, el alcalde) se ve un comportamiento contrario al que deberían tener con respecto a la amenaza de Claire hacia Alfred Ill:

"[...] EL POLICÍA: [...] La señora propuso donar mil millones a la ciudad de Güllen a cambio de... ya sabe a lo que me refiero. Es cierto, yo estaba presente. Pero tampoco es razón suficiente para que la policía actúe contra la señora Claire Zachanassian. El última instancia, hemos de atenernos a las leyes. [...]"

Por otra parte, se muestra a los personajes como una masa y no como individuos. De allí también que los ciudadanos no tengan un nombre propio. De este modo, se puede ver la masificación de los personajes, por ejemplo, cuando los ciudadanos de Güllen retienen a Ill para que no suba en el tren.

En cuanto a la escenografía, también se ve cómo hay una mezcla de ficción
y realidad:
"[...] (Se sientan en las sillas, simulando estar en un coche) [...]"

La realidad es que están sentados en unas sillas, y la ficción es que creen o se simula que eso es un coche.

Finalmente, se podría decir que la mezcla está presente durante toda la obra en diferentes aspectos, desde el aspecto físico y psicológico de los personajes, hasta la escenografía.

En conclusión, la obra nos presenta la cosmovisión de Friederich Dürrenmant del siglo XX. En este mundo ya no se puede creer en la posibilidad de la armonía como en la tragedia griega. El siglo XX es el momento de ruptura con las creencias anteriores. Los pilares de pensamiento del humanismo renacentista como René Descartes se vieron destruidos por un Freud que decía que no conocíamos nuestra mente. Así también se habla de la muerte de Dios, según Nietzsche.

En la obra, estos pensamientos se ven reflejados en los personajes y sus comportamientos contradictorios. Esto es así porque ya no hay armonía que sea posible. En cuanto al dinero, este vendría a ser el "nuevo Dios" que ahora rige en el siglo XX, y por eso todos los Güllenses pierden sus valores éticos para conseguirlo.

Todo esto nos lleva a pensar en la mezcla de los personajes como el recurso que utiliza Dürrenmant para mostrar su visión de la realidad del siglo XX, un mundo corrupto donde nada puede ser tomado como "verdadero".