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lunes, 21 de marzo de 2011

La insoportable levedad del ser, Milan Kundera (primer capítulo)


"La idea del eterno retorno es misteriosa y con ella Nietzsche dejó perplejos a los demás filósofos: ¡pensar que alguna vez haya de repetirse todo tal como lo hemos vivido ya, y que incluso esa repetición haya de repetirse hasta el infinito! ¿Qué quiere decir ese mito demencial? El mito del eterno retorno viene a decir, per negatio-nem, que una vida que desaparece de una vez para siempre, que no retorna, es como una sombra, carece de peso, está muerta de antemano y, si ha sido horrorosa, bella, elevada, ese horror, esa elevación o esa belleza nada significan. No es necesario que los tengamos en cuenta, igual que una guerra entre dos Estados africanos en el siglo catorce que no cambió en nada la faz de la tierra, aunque en ella murieran, en medio de indecibles padecimientos, trescientos mil negros. ¿Cambia en algo la guerra entre dos Estados africanos si se repite incontables veces en un eterno retorno? Cambia: se convierte en un bloque que sobresale y perdura, y su estupidez será irreparable. Si la Revolución francesa tuviera que repetirse eternamente, la historiografía francesa estaría menos orgullosa de Robespierre. Pero dado que habla de algo que ya no volverá a ocurrir, los años sangrientos se convierten en meras palabras, en teorías, en discusiones, se vuelven más ligeros que una pluma, no dan miedo. Hay una diferencia infinita entre el Robespierre que apareció sólo una vez en la historia y un Robespierre que volviera eternamente a cortarle la cabeza a los franceses. Digamos, por tanto, que la idea del eterno retorno significa cierta perspectiva desde la cual las cosas aparecen de un modo distinto ha como las conocemos: aparecen sin la circunstancia atenuante de su fugacidad. Esta circunstancia atenuante es la que nos impide pronunciar condena alguna. ¿Cómo es posible condenar algo fugaz? El crepúsculo de la desaparición lo baña todo con la magia de la nostalgia; todo, incluida la guillotina. No hace mucho me sorprendí a mí mismo con una sensación increíble: estaba hojeando un libro sobre Hitler y al ver algunas de las fotografías me emocioné: me habían recordado el tiempo de mi infancia; la viví durante la guerra; algunos de mis parientes murieron en los campos de concentración de Hitler; ¿pero qué era su muerte en comparación con el hecho de que las fotografías de Hitler me habían recordado un tiempo pasado de mi vida, un tiempo que no volverá? Esta reconciliación con Hitler demuestra la profunda perversión moral que va unida a un mundo basado esencialmente en la inexistencia del retorno, porque en ese mundo todo está perdonado de antemano y, por tanto, todo cínicamente permitido."

jueves, 17 de marzo de 2011

El albedrío de las palabras.


¿Por qué estas tapándote los ojos? - Le preguntó él.
Porque así puedo sentir mejor - le respondió ella.
Volando en la nube de éter, impalpable. Ellos livianos, sin peso. Él la observaba, miraba su tranquilidad, su silencio.
- No entiendo como puedes quedarte ahí callada sin hacer nada, con los ojos tapados, y diciendo que quieres sentir mejor. -
- Nunca lo probaste. Tal vez deberías intentarlo. -
¿Cómo era que ella sabía que nunca antes lo había intentado?
-No lo intenté porque me parece estúpido. -
- Pues entonces, deja de mirarme. Aunque tenga estas gasas en los ojos, siento tu mirada recayendo en todo mi cuerpo. Si no te intereso, no me mires. No me huelas. No me investigues. Yo no soy tu rata de laboratorio, así que por favor, déjame sentir tranquila.-

El hombre calló durante unos instantes, y recordó su situación:¿Cómo podría irse si estaba flotando en el aire?


El objetivo de este blog es mostrar textos de análisis literario, textos propios, fotografías, videos, frases, reflexiones y demás cosas relacionadas con el arte en general. El texto de arriba es mi carta de presentación, y puede interpretarlo como quiera. He allí la magia: el albedrío de las palabras.